
El perro, acostado, escuchaba el ruido de las olas. El salitre le adormecía a ratos y, mientras tanto, la niña recogía flores por el campo para ponérselas en su sombrero.
Pasó por allí cerca el anciano. Espiaba a la niña desde lejos. El perro, por su parte, dejó de estar tan adormecido. De reojo espiaba al cartero, que repartía cartas y paquetes con su bicicleta, y al anciano, que se acercaba.
La niña volvió sonriente: "Mil flores, traigo mil flores", y tal como estaba las lanzó de repente al aire, dando lugar a una verdadera explosión de colores. El perro salió a su encuentro ladrando despreocupado. El anciano sonreía secretamente, y olvidaba por un momento que su nieto no estaba allí.
Pasó por allí cerca el anciano. Espiaba a la niña desde lejos. El perro, por su parte, dejó de estar tan adormecido. De reojo espiaba al cartero, que repartía cartas y paquetes con su bicicleta, y al anciano, que se acercaba.
La niña volvió sonriente: "Mil flores, traigo mil flores", y tal como estaba las lanzó de repente al aire, dando lugar a una verdadera explosión de colores. El perro salió a su encuentro ladrando despreocupado. El anciano sonreía secretamente, y olvidaba por un momento que su nieto no estaba allí.
3 comentarios:
Suena muy bonita la escena, pero no se porque, me delata también un punto de tristeza.
Aunque a veces, la tristeza mezclada con la melacolia, hacen surgir un punto de belleza.
Besos.
Hola os presento mi nuevo blog, es relacionado al mundo animales, desde aquí os invito a que paséis a verlo.
No estaría mal ya que todos estamos con algo parecido que nos ayudáramos mutuamente.
MIL BESOS.
+++++++++++5555555555
lindo blog y bonito relato sigue asi! besos
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