domingo, 5 de octubre de 2008

¿Te has perdido?

- Eh

- ¿?

- ¡Eh!

- ¿Quién me llama? ¡No te veo!

- Ni sueñes con verme.

- No me asustas.

- Ni tú a mí.

- ¿Qué sitio es este? No hay más que laberintos.

- Desde anoche estoy aquí y no sé qué es.

- A mí me parece un castillo.

- A mí me parece que es donde vienen los muertos.

- Pues yo no estoy muerto. ¡Sal y me ayudas!

- Yo creo que estoy muerto. No te puedo ayudar porque no sé donde estoy. Y el suelo me da vértigo. ¿A ti no?

- Pues no. Como voy andando por el suelo, no me puede dar vértigo el suelo. Estás mareado, ¿no?

- ¡No, no estoy mareado! ¿Pero no ves lo que le pasa al suelo? ¡Lo piso, pero no lo veo! ¡No hay suelo! Y se ve gente y más gente. Unos afilan cuchillos, otros comen un inmenso cordero asado, otros van vestidos de sirvientes, algunos son gordos como elefantes... Hay un ataúd. Están como en una ceremonia de muertos... Y están vestidos como reyes, pero no puede ser. Los reyes no son así, ¿verdad?

- Me parece que no veo lo mismo que tú.