viernes, 24 de agosto de 2007

Pensamientos en el puerto


- ¿Qué pasa aquí? Pero bueno, ¡¿qué pasa aquí?! ¿Dónde está mi nieto? ¡Ah, allí! ¡Pero si allí no se podía entrar! ¡Ahora mismo voy a por él y le echo una bronca! Siempre se está metiendo en algo. Y encima con la niña ésa, ni que fueran novios con la edad que tienen. Esa niña no va a hacer de mi nieto un prematuro.

- Los niños se creen que van a encontrar un tesoro o algo por el estilo. Y todo por ese maldito libro. Voy a tirarlo al mar, o si no yo mismo me tiro. Después llego a mi casa y mi mujer, en lugar de apoyarme, me empieza a mimar y a ponérmelo todo por delante. ¡Puñetera pipa, que no para de apagarse! ¡Es que no entiendo por qué está la gente haciendo fotos al libro! Una de estas noches voy a tirarme al mar, sí, ¡por la parte más profunda!, y nadie va a saber de mí. Me iré nadando hasta que llegue a un peñón, y ahí me quedaré hasta que me muera... porque no hay ni tiburones por aquí cerca, para que me coman vivo.

- Es bello esto. Es inquebrantablemente bello. Yo soy bello también, y la niña es preciosa. ¿Cómo será su madre? El perro siempre la acompaña. Yo les he visto venir juntos. Le tengo que decir a esa niña lo preciosa que es. ¡El diario de a bordo! ¡Las veces que yo he soñado que me encontraba un barco y que el barco tenía...! ¡Qué fuerte!... y las gaviotas dando vueltas, y el perro dando brincos y moviendo la cola feliz... Hoy ya estoy contento para todo el día.

· Me voy a concentrar. ¡Me voy a concentrar, porque sé que si me concentro podré leer la mente del perro y podré saber lo que el perro está pensando! Los rebobinadores me enseñaron a hacerlo, y ahora no me sale. ¡Demonios, ya me viene algo!: Luna quemada, mares en llamas, ranas bailando en un escenario con payasos al fondo... Es que me vienen tantas cosas a la vez. Luna quemada, fuego en la cárcel. Bueno, ya aprenderé la técnica. Tengo que hablar con los rebobinadores. Les llamaré por telepatía.

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