miércoles, 22 de agosto de 2007

El diario roto


Desde lejos, la niña veía cómo la hoja volaba por encima de las cabezas de la gente. El perro paró en seco cuando ella se dio media vuelta mientras corría. Quería atrapar la hoja en el aire, y lo consiguió.

Su amigo la esperaba ansioso.

- ¡Me están echando la bronca! ¡Yo no tenía ni idea de lo frágil que era el libro!

- ¿Por qué serás tan tonto? ¿Ahora cómo vamos a encontrar lo que tenemos que encontrar?

- ¿Pero tú crees que esa hoja iba a ser importante, si es la primera? Tú estás loca. Además, lo de los tesoros es un rollo.

- ¡Que no estamos buscando ningún tesoro! ¡Que te calles ya! Mira, aquí tengo la hoja.

- Sí, llena de puntos y de rayas de varios colores. ¡A que lo has dibujado tú todo!

- ¿Pero por qué voy a pintar yo precisamente en esa hoja, si en mi casa tengo papel para una clase entera? ¡Esto venía así! Y quítate de ahí, que le voy a decir a este señor que tengo la hoja.

- Claro, para ser la reina de la película. ¿El perro ha estado contigo todo el día? Lo estaba buscando.

- Sí, ha estado conmigo. Perdone, la hoja...


No hay comentarios: