
Cuando llegó la niña corriendo por las calles del puerto, ya estaba abierto el diario de a bordo. Un amigo, de no más de siete años, ya había empezado a pasar de una en una las hojas, saladas y deterioradas, pero no había conseguido leer nada aún.
El perro corría con ella. El olor a sal se mezclaba en su hocico con el de madera mojada, y el barco donde estaba el diario se veía enorme incluso de lejos.
Un marinero fumaba en una pipa que parecía tan deteriorada como el diario y el barco. Y había pescadores, muchos pescadores, que s
e arremolinaron alrededor del marinero y del diario cuando supieron que por fin se había descubierto algo.
Con el tiempo descubrí que la niña era extranjera. De pelo rubio y muy delgada, vestía siempre con largos vestidos de tela. A sus diez años nunca había estado en el mar... Ahora el diario tenía una página menos.
El perro corría con ella. El olor a sal se mezclaba en su hocico con el de madera mojada, y el barco donde estaba el diario se veía enorme incluso de lejos.
Un marinero fumaba en una pipa que parecía tan deteriorada como el diario y el barco. Y había pescadores, muchos pescadores, que s

Con el tiempo descubrí que la niña era extranjera. De pelo rubio y muy delgada, vestía siempre con largos vestidos de tela. A sus diez años nunca había estado en el mar... Ahora el diario tenía una página menos.
1 comentario:
Acabo de llegar ...
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